Mi historia

El estudio académico del budismo y la puesta en práctica real de las enseñanzas budistas en la vida diaria, son dos mundos diferentes. Con frecuencia se dice que estudiar budismo únicamente a nivel intelectual realmente no beneficia nuestra vida. El Dr. Alexander Berzin, académico y practicante, habla acerca de su experiencia de haberse adentrado en ambos mundos, tanto el académico como el espiritual.

La generación Sputnik

Nací en Norteamérica en el año 1944 en una familia muy ordinaria. Mi familia no tenía mucho dinero, eran sólo personas trabajadoras, y tampoco tenían mucha educación. Desde una edad muy temprana tuve un interés instintivo muy fuerte por las cosas asiáticas y esto no era fomentado por mi familia, aunque tampoco lo desalentaban. Pero no había mucha información disponible en aquellos días. Empecé a hacer yoga con un amigo cuando tenía trece años y leí todo lo que estaba disponible sobre el budismo y el pensamiento asiático, el pensamiento chino, etc. Fui parte de lo que en Norteamérica se conoció como “la generación Sputnik”. Cuando el Sputnik fue lanzado, Norteamérica se alteró mucho porque esto implicaba que estábamos muy por detrás de Rusia. Entonces, a todos los niños en la escuela, incluyéndome, se nos animaba a estudiar ciencia para alcanzar a Rusia. Así que, cuando tenía dieciséis años, estudié química en la Universidad Rutgers. Esto fue en Nueva Jersey, donde crecí. Y aunque Gueshe Wangyal vivía sólo a unos 50 kilómetros de distancia de ahí, no sabía de su existencia.

Como parte de mi currículo, tomé un curso extra en Estudios Asiáticos. En él hablaban de cómo el budismo se trasladó de una civilización a otra y cómo cada civilización lo entendió de diferente manera. A pesar de que sólo tenía 17 años, esto me causó tal impresión que dije: “Esto es en lo que quiero involucrarme, el proceso de que el budismo viaje de una civilización a otra”. Y esto es lo que he seguido haciendo por el resto de mi vida sin ninguna desviación o cambio.

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